EL NIÑO
El niño medía unos dos metros de alto por uno de ancho, su tez era muy morena y sus rasgos rudos, pero de todos era el que menos merecía estar allí. En él no había un ápice de malicia, todo a su alrededor era un caos, pero él era transparente, era imposible que hablara sin hacer sonreír tiernamente a quienes lo escuchaban. El niño fue un aliciente para los que estábamos ya corrompidos por la adultez. A Dios Gracias salió pronto de allí.
Comentarios
Publicar un comentario