HA SIDO MEJOR

Acuarela de Pilar Salgado (Corazón de papel)

 

I

Algo muy extraño, grande, aterrador, debe de haber en mí, algo que desconozco y que de solo verlo quienes intentan conocerme quedan pasmados y de pronto, de la nada, me brindan su más honesta indiferencia.


II

Sí, estoy triste, escribo desde el despecho de la torpeza de no comprender como funcionan las relaciones sociales, de no saber cómo hacer que eso de la empatía funcione de vuelta, de no aceptar la hipocresía como una forma de amistad y de descubrir que no es posible andar sin máscaras y no morir en el intento.


III

Hay gente que todavía no duele, hay gente que es maravillosa, que despierta a mi niña bonita y juega con ella sin prejuicios. Todavía no duelen, pero tengo miedo.


IV

Con todo,  mostrarme ha sido mejor que vivir en penumbras. El dolor es parte de la vida. Hay gente que no quiere porque no tiene tiempo de querer, son como aquel hombre de negocios de El Principito. Otros tienen miedo de querer porque saben, como yo, que la gente duele; otros no saben querer porque nunca han leído El Principito, ni han visto un atardecer desde el muelle de mi puerto; se creyeron, en algún momento, la mentira de que no existe el Niño Jesús, tampoco han leído a Alicia en el País de las Maravillas, ni la Divina Comedia, tal vez nunca han leído nada que los haga querer, a lo mejor solo creen en los números y en las cuentas exactas, pero los números y las cuentas exactas son una vana ilusión, no existen en la realidad. En la realidad solo existe lo efímero, lo mágico, lo insólito y lo sencillo. No es que lo otro no sea importante, no digo eso, jamás lo diría, solo digo que no es real y ellos lo saben, pero mandan a callar al niño que se los dice a diario y deciden ser grandes. No es su culpa ¡Pobres niños! Yo he intentado ser grande, mando a dormir a mi niña e intento ser grande, y la verdad ¡Guácala! No me gusta como sabe ser grande, pero es necesario, porque a los grandes no les duele tanto la gente. A algunos no les duele ni un poquito (al menos eso pareciera). Hay unos a quienes sí les duele, mucho, pero como son grandes no lloran, ni escriben boberías, ni leen nada, ni les da miedo, les duele tanto que destruyen a todos cuanto pueden sin razón aparente alguna y nadie sabe por qué lo hacen, pero yo sí. Es eso, les duele, les duele la gente y ya no son niños. Les ha dolido tanto y por tanto tiempo que hacen daño y sienten que solo se están defendiendo. Insisto ¡Pobres niños! Al final, con todo, mostrarme ha sido mejor que vivir en penumbras.


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